Contribuir
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Cuando voy al supermercado, veo en la puerta a una mujer joven pidiendo. No recuerdo su nombre, sé que es rumana y que tiene una hija. Hablando con ella en una ocasión le pregunté qué se le daba bien, qué sabía hacer; me miró como si estuviese algo chiflada y me dijo que se le daba bien limpiar. Posiblemente tenga muchas habilidades que no considere tales, quizá sepa coser, o hacer crecer plantas, o cocinar, o… Le pregunté por qué no aprovechaba el escaparate que le proporcionaba la puerta de Mercadona, tan transitada, para ofrecer eso que se le daba bien. Debió pensar que era una extraterrestre emboscada. Lo cierto es que, si realmente estuviese buscando una oportunidad, un cartel que dijese me llamo Palmira, soy una costurera fantástica, pregúntame, posiblemente hubiese creado para ella una oportunidad y con el tiempo un trabajo. Pero algo que supongo en un principio fue un recurso desesperado para sobrevivir se ha convertido en su modo de vida; pedir se ha convertid...